No tuve la suerte de poder disfrutar de mis abuelos mucho tiempo, apenas conocí a mis abuelas y el último abuelo en partir lo hizo cuando yo tenía poco más de 7 años.
Siempre he añorado esa relación tan especial que en ocasiones se establece entre abuelos y nietos, carente de las tiranteces que se dan entre padres e hijos, el salto generacional suele aliviar las tensiones.
Nuestra sociedad está compartimentada en diferentes burbujas difíciles de romper: burbujas de edad, burbujas sociales, burbujas culturales, burbujas ideológicas, cada una flota libre rozándose levemente o ignorándose con desparpajo.
La llamada Tercera Edad supone en España un conjunto de unos 8 millones de personas, una cifra imponente que crece año a año en cifras totales y en porcentaje sobre la población total del país.
Puedo que no los veamos, o no los queramos ver, pero nuestros mayores son y están y no reciben toda la atención que necesitan y merecen.
Los medios de comunicación y las tan de moda redes sociales muestran una visión del mundo dominada por los jóvenes y los maduros; los primeros son el gran objetivo de las marcas como consumidores potenciales, y los segundos, los que toman las decisiones políticas y económicas que condicionan nuestras agendas personales.
Sin embargo, ¿qué pasa con los mayores de 65 años?
Hace tres décadas gozó de cierto éxito en la televisión española una serie llamada "La fuga de Logan" en la cual se describía una sociedad que eliminaba a sus ciudadanos a los 30 años, fecha límite para vivir, en pos de un equilibrio social. Se trataba de Ciencia Ficción que planteaba de soslayo debates sobre el crecimiento de la población, el control de la natalidad, y el concepto de vejez.
Basta hoy en día abrir un periódico o ver una serie de televisión para darse cuenta de que la vejez no vende, no ocupa portadas y no es muy tenida en cuenta. Imagino que los ancianos son los mayores consumidores de televisión, ocio barato y fácil de digerir, y, paradójicamente, apenas hay contenidos específicos para ellos. Cuesta encontrar personajes de ficción que reflejen la realidad de los mayores, que atiendan a su problemática.
La generación que ha vivido una de las épocas más duras de la historia de España, la Guerra Civil y la Posguerra, transita ninguneada por esta España desmemoriada del siglo XXI que no quiere reconocerse en sus humildes y esforzados orígenes.
Ser mayor no significa hacer labores de padre con los nietos, ni estar aparcado en una residencia, ni tampoco pasarse la tarde jugando a las cartas o al domino en el Centro de Mayores del pueblo. Hay muchas realidades más allá de los 65 años, millones de personas activas, con historias, con trayectorias, con proyectos y ese es un caudal humano que no estamos teniendo en consideración.
Mi tía Amparo tiene 87 años y es la heroína familiar. Estudió una carrera contra el criterio paterno, crió una familia numerosa y es amena, ocurrente, irreverente, y logra inspirarme más con su conversación que la mayoría de la gente de mi edad; no es un caso aislado, hay miles de mayores que brillan con luz propia por encima del ostracismo social.
Tal vez un motivo de la crisis de las sociedades actuales se debe a que en nuestro empeño por ser los más modernos nos olvidamos de conservar y valorar lo que fuimos previamente.
Quizá ahora toque pararse a pensar, reconsiderar conceptos y prioridades y mirar para atrás, buceando en lo que fuimos para averiguar donde se nos torció el camino y así poder enderezarlo.
Mientras tanto seguiré confiando en que no está lejos el día en que los abuelas y las abuelos consigan hacerse oír, a pesar del apagón informativo que sufren, y se conviertan en Trending Topic diario.
Se lo merecen. Hay mucho recorrido hasta el final del camino.
Hola buenas noches,
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada.
Pero existe un grupo de ABUELITOS, que se hacen llamar YAYOFLAUTAS, y han participado en un montón de manifestaciones últimamente, les he visto en las noticias alguna vez...
Saludos
Lady Roller
Curiosamente este fin de semana vi una noticia sobre las marcas cosméticas que se están dirigiendo o creando productos para la gente mayor, utilizando la imagen de algunos de ellos como modelos.
ResponderEliminarSe trata, por supuesto, de rentabilizar su negocio y han visto que hay un mercado importante sin explotar, y con más capacidad adquisitiva de la que se cree.
Ojalá sea el comienzo de un cambio de percepción de los mayores.
Por otra parte, conozco un complejo residencian en Oviedo donde conviven estudiantes universitarios, estudiantes de MIR y "ancianos".
Tienen zonas propias y también zonas comunes que fomentan la interrelación entre todos.
Como dinámica, utilizan por ejemplo unos "vales de tiempo" que suponen que cada estudiante tiene que pasar un tiempo determinado a la semana con personas mayores y parece que funciona muy bien.
Me ha parecido conmovedora la visión que intenta transmitir de la tercera edad, que a menudo es mucho más vivaz de lo que creemos. Me ha hecho reflexionar del tema, al igual que otras de sus entradas.
ResponderEliminarP.D: no es un abuelo para las quinceañeras ;)
Hace unos años, recuerdo que salió en la tele una noticia en la que los jóvenes universitarios que no podían costearse el alojamiento recurrían a un "programa solidario" en el que vivían con una persona mayor. El alojamiento era muy barato o a lo mejor no tenían que pagar (no me acuerdo).
ResponderEliminarFuera de ese programa, en una época de mi vida pasada, yo tuve que alojarme en la casa de una señora de 75 años durante un año. Era una señora mayor, divorciada. Sus hijos apenas la visitaban. La convivencia con la señora tuvo sus más y sus menos por entonces. Ahora, solo recuerdo los buenos momentos, maduré muchísimo. Pensamos que siempre vamos a ser jóvenes y no es así.
Saludos.