Se dice que el hábito no hace al monje pero depende de como se interprete la frase, esta adquiere significados antagónicos.
En general, en la vida, todos acabamos adoptando un hábito, un traje que nos define, mezcla de personalidad y de profesión, el cual proyecta nuestra tarjeta de presentación ante los demás.
Primero luchamos por superar la carrera de obstáculos que el crecimiento conlleva, y, cuando estamos inmersos en pleno proceso nos toca definirnos profesionalmente.
Nuestro sistema educativo no deja mucho margen a la creatividad o a la reflexión de los alumnos, el manido "estudias o trabajas" es fiel reflejo de como nos toca elegir trascendencias a salto de mata.
Con este discurrir es comprensible que muchos de nosotros no nos reconozcamos en nuestra chaqueta cuando, ocasionalmente, tenemos la valentía de mirarnos en el espejo de la reflexión.
Cambiar hábitos cuesta tantas batallas interiores que las más de las veces ondeamos la bandera blanca y nos rendimos ante nuestra propia derrota.
Una de las asignaturas pendientes de esta España en crisis existencial es lograr que las personas tengamos el empuje y el apoyo para saber colgar la chaqueta que no nos gusta o que se nos ha quedado pequeña y nos asfixia. EEUU es un buen ejemplo a imitar en estos asuntos de reinvenciones y cambios de carrera, allí nunca es tarde para dar giro de 180º sin que ello conlleve que nuestro vuelo personal entre en barrena.
El miedo a cambiar, el miedo al que dirán, el miedo al fracaso, el miedo a la inseguridad son trabas que lastran más a unas sociedades que a otras, especialidad de la casa patria, como el ibérico.
Visto que el sistema que tenemos no funciona hay que plantearse seriamente cambios profesionales para lograr que la nave arranque de nuevo.
Más que nunca se hacen necesarios apoyos desde organizaciones, administración y entorno, para animar y apoyar a todos los que ante la cruda coyuntura deciden dar pasos y mover ficha.
En piel propia estoy viviendo este proceso de búsqueda del cambio, costoso y frustrante a ratos, generador de ansiedad pero también liberador de energía y creatividad.
No debemos olvidar que nadie debe comprarnos los trajes, que luego pasa lo que pasa, al fin y al cabo, nosotros somos nuestro mejor sastre personal. La gama de chaquetas es muy amplia, no nos conformemos con el gris oscuro, ya no está de moda.
nos falta valor... cuando acabé farmacia, había gente que se quejaba porque no encontraban trabajo. yo me fui a sevilla y encontré trabajo en menos de 10 horas desde que puse el anuncio. en madrid recibí más de 100 ofertas en un mes. no me contrataron porque me pedían quedarme mínimo un año y yo quería unos meses... pero trabajo había.
ResponderEliminarluego indagué y los que se quejaban es que querían trabajar en su pueblo. no a 30 km.
en españa nos da miedo emprender. cambiarnos la chaqueta o apretárnosla bien que se acercan unos meses de duro trabajo y pocas recompensas antes de ver la luz.
ferrick sibelen
Nos falta valor, iniciativa, ilusion por buscar algo nuevo,... Preferimos nuestra casita, eso si, hipotecados hasta las cejas, con trabajos de pena,... Yo por si acaso, vivo de alquiler, con la puerta y la ventana abiertas para poder observar el panorama en otros lares y la maleta en la puerta esperando nuevos destinos (de trabajo, de pareja, de lugar o de vida)
ResponderEliminarNuria
La imagen es preciosa. ¿es un cuadro?
ResponderEliminarOye Cesar, ¿de donde sacas las imágenes que pones en tu blog?
ResponderEliminarSaludos.
La "facilidad" de cambio de chaqueta es algo que debes aprender desde pequeño. Si llevas toda la vida encerrado en tu "pueblo", has visto que tus padres han trabajado siempre en lo mismo y te han educado en la idea de que tu máxima aspiración es un trabajo para toda la vida, es imposible que estés abierto a nuevas ideas y que concibas el cambio como algo que forma parte (fundamental) de tu vida. Anda que no tenemos que aprender de otros países como EE.UU. o Alemania, donde aunque tu universidad local ofrezca tus estudios, la gente se va a estudiar a otra ciudad, cuanto más lejos y diferente, mejor...
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarA mi sinceramente, me genera mucha más ansiedad y frustración el NO HACER aquéllo que me pide el corazón y la razón, que el QUÉ DIRÁN los demás...
Creo que transgredir lo socialmente establecido, ó lo políticamente correcto, incluso transgredir las normas a veces, siempre ha generado cambios importantes.
Creer en ti mismo y no tener miedo...
Saludos
Lady Roller
Buenas tardes. He leído tu post sobre cambios. Creo que son buenos los cambios en cuanto a nuevas perspectivas que uno pueda adquirir en el futuro. El ser humano tiene ahora una mayor esperanza de vida y es normal que quiera cambiar de hábitos. No obstante, me parece admirable aquellas personas, que habiendo invertido mucho tiempo de su vida en adquirir una determinada formación, deciden luchar por trabajar en ella en vez de cambiar de trabajo o de chaqueta. Me sigue llamando la atención cuando tengo amigos biólogos que acaban trabajando en un banco. Creo que son vertienes muy diferentes. Creo que la vida es un tesoro y tenemos que sacar el máximo partido de ella. Creo que tenemos que apostar al máximo y no comparto cuando hay personas que tiene una clara vocación profesional y se conforman con otras. Entiendo que en la crisis que vivimos todo el mundo se agarra a un clavo ardiendo. No obstante, en torno a los principios, pienso que si una persona quiere trabajar en un determinado sector, tiene que insistir hasta lograr el éxito y su propia satisfacción personal. Esa es mi perspectiva: ser fiel a uno mismo y a unos ideales. Por supuesto, los ideales evolucionan.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la otra aportación cuando escribe de creer en un@ mism@. Saludos