Decía Séneca que la más alta labor que un ciudadano podía realizar era servir a su estado a través de las instituciones del mismo, extrapolando el comentario al siglo XXI esta encomiable misión recaería en los hombros de los funcionarios. Sí, han leído bien, los funcionarios.
España es país muy dado a poner en la picota a determinados colectivos profesionales cuando las circunstancias o los intereses así lo determinan, un caso muy de actualidad es el que atañe a los levantiscos profesores que se rebelan contra los recortes o reajustes, según que parte cuente la película. Podrán tener razón o no, pero no es de recibo denostar a todo un colectivo, con generalizaciones y reducciones simplistas sin pararse a pensar en el daño que a la imagen de dicho gremio y a la estima social por el mismo se genera con esas críticas.
¿Es ser funcionario un estigma en España?
Son constantes las críticas hacia ellos diciendo que rinden poco, que no atienden bien a los ciudadanos, que sobran a mansalva, etc... Una cosa que la estructura de Estado cebolla que la Constitución de 1978 instauró haya llevado a un tal vez excesivo número de funcionarios, rozan los 2,5 millones y otra cosa muy distinta es descargar las iras sobre ellos con chascarrillos constantes.
¿Por qué tienen que ser ellos los que primero sufren los sablazos de una mala coyuntura o de una mala gestión de las arcas del Estado? Es una medida fácil para los gobiernos, con decretar, táctica sobreutilizada por el actual gobierno socialista, se les mete en cintura sin que haya mucho que puedan hacer al respecto más que patalear.
Si los funcionarios españoles se rebelan, la opinión pública se les echa encima tildándolos de privilegiados y de poco productivos. Trabajar para la administración está al alcance de todos, unos puestos requieren titulación otros no, unos son por oposición, otros por contratos temporales mediante bolsas de interinos, quien quiera serlo que se presente. ¿Se esconde tras esta crítica generalista del no funcionario una envidia hacia el que sí lo es?
No todos debemos ni podemos ser funcionarios, la sociedad necesita del empuje de los emprendedores que crean empresas, contratan a trabajadores y producen riqueza en el país. No obstante, hay que rehabilitar la imagen y el cometido de los funcionarios a los ojos de la sociedad. Son fundamentales y merecen un trato más justo a la par que se les exige que cumplan sus cometidos escrupulosamente.
Son funcionarios los médicos de la Seguridad Social, los Inspectores de Hacienda, los profesores, las Fuerzas de Seguridad del Estado, y otros tantos que constituyen el pilar de cualquier sociedad bien cimentada.
Espero que el gobierno que salga de las próximas elecciones tenga un proyecto para la función pública. Hay que determinar cuántos funcionarios son necesarios, marcarles objetivos para que los cumplan vinculando si es necesario productividad y salarios, resolver el problema de los cientos de miles de interinos, facilitar las sanciones o despidos pertinentes para los casos de abuso flagrante y devolver la dignidad a todos estos servidores del Estado que tan mala prensa suelen tener.
España es país muy dado a poner en la picota a determinados colectivos profesionales cuando las circunstancias o los intereses así lo determinan, un caso muy de actualidad es el que atañe a los levantiscos profesores que se rebelan contra los recortes o reajustes, según que parte cuente la película. Podrán tener razón o no, pero no es de recibo denostar a todo un colectivo, con generalizaciones y reducciones simplistas sin pararse a pensar en el daño que a la imagen de dicho gremio y a la estima social por el mismo se genera con esas críticas.
¿Es ser funcionario un estigma en España?
Son constantes las críticas hacia ellos diciendo que rinden poco, que no atienden bien a los ciudadanos, que sobran a mansalva, etc... Una cosa que la estructura de Estado cebolla que la Constitución de 1978 instauró haya llevado a un tal vez excesivo número de funcionarios, rozan los 2,5 millones y otra cosa muy distinta es descargar las iras sobre ellos con chascarrillos constantes.
¿Por qué tienen que ser ellos los que primero sufren los sablazos de una mala coyuntura o de una mala gestión de las arcas del Estado? Es una medida fácil para los gobiernos, con decretar, táctica sobreutilizada por el actual gobierno socialista, se les mete en cintura sin que haya mucho que puedan hacer al respecto más que patalear.
Si los funcionarios españoles se rebelan, la opinión pública se les echa encima tildándolos de privilegiados y de poco productivos. Trabajar para la administración está al alcance de todos, unos puestos requieren titulación otros no, unos son por oposición, otros por contratos temporales mediante bolsas de interinos, quien quiera serlo que se presente. ¿Se esconde tras esta crítica generalista del no funcionario una envidia hacia el que sí lo es?
No todos debemos ni podemos ser funcionarios, la sociedad necesita del empuje de los emprendedores que crean empresas, contratan a trabajadores y producen riqueza en el país. No obstante, hay que rehabilitar la imagen y el cometido de los funcionarios a los ojos de la sociedad. Son fundamentales y merecen un trato más justo a la par que se les exige que cumplan sus cometidos escrupulosamente.
Son funcionarios los médicos de la Seguridad Social, los Inspectores de Hacienda, los profesores, las Fuerzas de Seguridad del Estado, y otros tantos que constituyen el pilar de cualquier sociedad bien cimentada.
Espero que el gobierno que salga de las próximas elecciones tenga un proyecto para la función pública. Hay que determinar cuántos funcionarios son necesarios, marcarles objetivos para que los cumplan vinculando si es necesario productividad y salarios, resolver el problema de los cientos de miles de interinos, facilitar las sanciones o despidos pertinentes para los casos de abuso flagrante y devolver la dignidad a todos estos servidores del Estado que tan mala prensa suelen tener.
No sé si ahora mismo son considerados como villanos, tampoco creo que deban ser considerados como héroes por cumplir con su cometido pero es imperativo imprimir en la sociedad española el concepto de lo público, del bien común y del orgullo de contribuir cada uno desde su parcela a que ese espacio de convivencia sea lo mejor posible para todos los que lo habitamos.
Es raro escuchar que a un funcionario se le despida, mientras el resto de trabajadores ven como el despido planea sobre sus cabezas con cada paso que dan... para mí esa es la diferencia, que algunos (una minoría afortunadamente)se acomodan en su puesto sin más interés de que llegue la hora de salida, mirando por encima del hombro al ciudadano que requiere sus servicios y que además (muchos se olvidan) paga su sueldo.
ResponderEliminarYo soy funcionaria, pertenezco al cuerpo de maestros de la Comunidad de Madrid y me he sentido absolutamente identificada con esta entrada. En mi caso la situación se agrava, ya que a eso de que "trabajamos poco" y "tenemos trabajo fijo pase lo que pase", se añade lo de que "tenemos muchas vacaciones". Mi respuesta en todos los casos es la misma: las escuelas de magisterio están ahí, abiertas para todos, al igual que las oposiciones. Así que el que este interesado ya sabe lo que tiene que hacer.
ResponderEliminarY sí, hay algunos (una minoría, como ha dicho Aire) que se limitan a acomodarse en su puesto y a rendir más bien poco. Pero la inmensa mayoría cumple con su cometido con creces.
Así que actualmente supongo que somos más villanos que héroes, esperemos que las cosas cambien para bien...
Es tu afán de generalizador lo que puede provocar que este post levante algunas ampollas. Los funcionarios, ese gremio tan denostado...Ese gremio tan denostado xq la mayor parte de los que lo componen son identificados con el funcionario enchufado, que entra a trabajar a las 9 sale a las 15 y de 11 a 13 almuerza y a las 14 ya se ha ido (y eso en muchos casos, puede que exagerado, es así).
ResponderEliminarLa función pública está denostada en la actualidad, xq funciona mal, y es cierto que muchos de los que aspiramos a ser funcionarios nos lo tenemos que currar, y mucho. Pero otros no. Y estos últimos son el mayor porcentaje del funcionariado español, y el más representativo, del que más quejas existen y el más vergonzante.
Nada tengo en contra de profesores, policías, militares, jueces... Pero no olvidemos que en la administración autonómica y local la mayoría de los funcionarios acceden por dedocracia, y trabajan lo mínimo (doy fe de ello). Por no hablar de los empleados públicos, los que trabajan para empresas púlicas, designados a dedo, una vez más, y que encima tienen sueldos mucho mayores que el funcionariado común.
Por tanto, funcionarios sí, pero eficientes, y no vale con que su ineficiencia sólo es culpa de la organización estatal y autonómica. Si son tantos los funcionarios en nuestros país es precisamente por eso, y puede que si los que no lo hacen, que son muchos, pusieran más empeño en sus quehaceres las cosas nos irían mejor. Conozco muchos funcionarios y no se puede generalizar, ni en negativo, pero tampoco en positivo.
Me sorprende oír como mucha gente habla de los funcionarios como si los sufrieran todos los días, como si fueran una estafa. Ahora mismo estoy opositando porque justamente el trabajo que me gusta me obliga a ello y ante todo uno debe de luchar por sus metas y más en un país en el que hay tanto paro y pocas salidas. Es muy fácil criticar cuando está el dinero público de por medio pero, los funcionarios, en general, salvo en algunas administraciones donde sobran unos cuantos, son necesarios. Yo soy sanitaria y pienso que hacemos una labor importantísima para la sociedad, no me siento una vaga ni una aprovechada por ello, porque precisamente trabajamos mucho por poco dinero (y nuestros políticos están empezando a recortar en eso) pero la gente cuando critica a los funcionarios solo piensa en antipáticos calentando una silla delante de un ordenador o una ventanilla. La gente podría criticar la clase de trabajo que hacen y los sueldos que reciben los diputados o los senadores y dejar en paz a la gente honrada que se limita a trabajar para el resto(educadores, sanitarios, carteros, jardineros, barrenderos, policías, bibliotecarios...)
ResponderEliminarAcertadísimo el tema, César. Lo curioso es que nadie se acordaba de nosotros cuando la economía era bollante, daba igual ser autónomo o contratado. Los funcionarios eramos unos pringaillos y pocos nos envidiaban. Los que obtenían beneficios nunca pensaron en compartir. Ahora, que vienen mal dadas, todas las miradas apuntan hacia nosotros por el hecho de haber ganado un puesto en propiedad con un esfuerzo que otros prefirieron no hacer, por poco atractivo y por no dar inmediatas ganancias. En mi modesto puesto en la Administración General del Estado pongo todo lo que soy, ganas, interés y buena cara, todos los días, y hasta me disgustan las vacaciones. Es mi orgullo poder aportar ese granito de arena al funcionamiento de la máquina del Estado, da igual los pocos ceros a la derecha que tenga mi nómina. Lo importante es amar lo que haces, incluso ahora, con recortes y con lo que venga, que sigue sonando a tijeras afiladas, y va para largo. Ánimo a los emprendedores y parados. Que se muevan y hagan mover la máquina, aunque sea por menos sueldo del deseado. No siempre se puede empezar desde arriba. Un abrazo fuerte, César.
ResponderEliminarEn mi opinión, has hecho diana. Felicidades y enhorabuena por el post.
ResponderEliminar¿Y dónde está la novedad?
ResponderEliminarA todos aquellos que hablan mal de los funcionarios. SOY FUNCIONARIO, celador para mas señas. SI ALGUIEN TIENE UN PAR DE NARICES QUE ME SIGA EN MI QUEHACER DIARIO. Y luego hablan de los funcionarios.
ResponderEliminarHe conocido camareros que pasaban hasta de cobrar, y ya ni digo de servir medianamente bien al publico, asi como todo lo contrario.
Aire, a un funcionario es mas dificil despedir, porque tambien es mas dificil darle un puesto fijo.
lordciruss, los enchufados a dedo, normalmente no son funcionarios, sino contratados como interinos o similar. Siguiendo su linea, la mayoria de los trabajadores no funcionarios acceden al puesto bajandose los pantalones y trabajan segun el contrato que tengan en ese momento, si es a fin de obra, corren; si por horas, ni se menean o estan en el bar casi todo el tiempo, etc.
SI NO SABEN DE LO QUE HABLAN NI INTENTEN PENSAR EN ELLO.
Hay de todo en todas partes, y hablar de los funcionarios sin saber siquiera las condiciones, muy malas, en las que trabajamos, descalifica al que comenta.
¿alguien se ha quejado formalmente que las sillas de ruedas se caigan a trozos en los hospitales?, o que las camillas no funcionen mas que soportando al paciente. NO, NUNCA.
¿Alguien ha escrito una queja contra el trabajador que le ha atendido mal? POCAS VECES O NUNCA.
Y paro porque estoy metiendome en bucle y no quiero repetirme.
Perdona que se me ha ido la perola.
ResponderEliminarMuy bueno el post, como dicen mas arriba, has dado en la diana.