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domingo, 8 de enero de 2012

Guerra 2.0


Leyendo los dardos envenenados que encierran los comentarios de muchos lectores digitales a las noticias que publican los medios a veces parece que vivamos en el clima de agitación de la España de 1936.
Internet trajo en los años 90 cambios paulatinos en la manera de comunicarnos entre los usuarios gracias al correo electrónico, luego en la forma como los medios de comunicación se relacionan con nosotros a través de las ediciones digitales; donde se incluye la posibilidad de comentar las noticias publicadas.
El recurso tradicional si un lector quería dirigirse al periódico era la todavía vigente Carta al Director,  pero no ha sido hasta la irrupción de los foros de opinión digitales cuando realmente los lectores hemos podido exponer que pensamos de lo que leemos. 
La opción es muy interesante y puede ser usada para establecer diálogos entre lectores anónimos contrastando así sus reacciones ante una noticia, el impacto de la misma y mil matices más. 
En España, el fenómeno degenera, demasiado a menudo, en encendidos ataques entre los comentaristas, que acaban insultándose entre ellos y hablando del Valle de los Caídos cuando la noticia versaba sobre el incremento de los impuestos. Es chocante esa saña y ese veneno virtual que tantos lectores, a los que se les presupone una mayor educación que a la media de la población, vierten con tanto encono.
¿Qué sentido tiene comentar las noticias para destruir con descalificaciones al que opine de manera diferente? ¿Es racional acabar discutiendo de algo distinto a lo que origina este "combate digital"?     
Siendo tan recientes estas novedosas interacciones por internet, no creo que se haya estudiado en profundidad este comportamiento, muy revelador del estado de ánimo y de la capacidad de análisis de miles de ciudadanos. 
¿Qué pasa en España que tanto nos cuesta debatir sin atacar al que expresa otros puntos de vista? Los tópicos lo achacarían a la influencia de siglos de Inquisición, al efecto pernicioso del franquismo, a una sociedad poco combativa con lo que le viene impuesto y nada habituada a reflexionar.  
Me he dado una vuelta virtual por la prensa extranjera, en concreto por el New York Times, Le Monde y The Guardian y en ninguno de estos diarios he encontrado actitudes tan demenciales. 

Los lectores digitales estadounidenses demostraban un nivel de análisis respetuoso sobre temas políticos candentes, impensable en la prensa española. Los franceses, que pagan para poder opinar sobre las noticias, eran más mediterráneos y cañeros sin caer en la chabacanería grosera tan habitual en nuestros medios locales. Los británicos por su parte, mezclaban análisis y sorna con un tono que no me ha parecido fuera de los parámetros de una educación más que correcta.
No nos resignemos a admitir que la visceralidad española es otra muestra más de nuestro carácter latino festivalero y que somos así de impulsivos. Se nos presupone un país educado y civilizado, intentar demostrarlo sin caer en el exabrupto no estaría de más. 
Sería muy interesante estudiar en profundidad, de manera comparativa, las diferentes personalidades digitales que los lectores de distintos países proyectamos a través de nuestros comentarios. Es un filón para los sociólogos del siglo XXI, la guerra 2.O no ha hecho más que empezar. 

8 comentarios:

  1. Es verdad, al principio eran las cartas al director y ahí el objetivo era conseguir un cambio llamar la atención sobre un hecho en concreto y que los responsables tomaran conciencia de ello, así como ejemplo llegué a leer cartas que pedían mejoras de instalaciones de zonas deportivas y muchas más de estas características con una firma real, pero en las de opinar la gente va a saco y opina todo lo que le sale de dentro y alguno se acalora como el cuñado en navidad cuando se toma una copa de más y hay que calmarle porque ya se ha pasado de la raya pero reconozco que he participado en ellas y he pasado buenos ratos

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  2. El tema está bien., pero no me gusta que se compare a los Españoles con otros europeos., enfín.. no me voy a extender más., diferente sería si César comentase más a menudo los comentarios que escribimos., eso resultaría genial!

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  3. "Spain is different" y, más que nos pese, en esto del debate y de la opinión, distamos bastante de la educación que muestran en otros países. Triste pero cierto.

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  4. Uno de los pocos inconvenientes que siempre he encontrado al uso del móvil, internet o redes sociales es la inmediatez de comunicación. Me explico: antes, cuando se nos ocurría una idea, un pensamiento, una opinión, teníamos tiempo de madurarlo, elaborarlo, rectificarlo, antes de comunicarlos a los demás, bien personalmente, por carta o por teléfono (fijo). Sin embargo, ahora tenemos la facilidad de expresar lo primero que se nos ocurre, somos capaces de soltar la primera tontería que se nos viene a la cabeza, muchas veces sin pensar en las consecuencias y con escasas posibilidades de rectificar. Es más, nos atrevemos, ocultos por el anonimato que nos ofrecen las redes, a debatir con personas absolutamente lejanas en distancia y nivel, permitiéndonos el lujo de trasgredir las normas e incluso la educación. Deberíamos corregir esto, pero ya no sé si hay vuelta a atrás. Un saludo, Cote.

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  5. Muchas veces me he preguntado cómo me llegué a convertir en un troll para César si mis comentarios eran todos buenos, por desconocer Twitter entraba en todas las conversaciones sin que me dieran la palabra y me doy cuenta que lo que hice fue, que el Twitter con su nombre es suyo, es como su casa, lo que hice fue llamar a la puerta, entrar a la cocina, tomarme una cerveza con los pies apoyados encima de la mesa de la sala de estar.
    Más que por el contenido de los comentarios, fue por la forma que empleé para acceder a ellos.
    Y si las formas en algunos temas hay que cuidarlas no creo tanto en otros foros libres que haya que ser tan comedido y recatado. Si no pusiéramos en tela de juicio algunos asuntos y lleváramos una opinión contraria pero que al fin y al cabo es la nuestra, a día de hoy creeríamos todavía que la Tierra es plana.
    NOTA: QUE SE ENTERE TODO EL MUNDO QUE SI ESTOY AQUÍ ES PORQUE TENGO UN EXCELENTE GUSTO.

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  6. Aunque es cierto que se pueden tener personalidades distintas en el mundo 1.0 y el 2.0 (es decir y con preferencia: en el mundo real y en el mundo virtual) no creo que haya grandes diferencias entre la opinión vertida en en la red que en el día a día.
    España, amén de muchas cosas maravillosas que como siempre dejamos de lado en beneficio de lo negativo, preserva en su interior un componente mal educado que no deja d e sorprenderme. Y si a eso le sumamos un clima de crispación porque no ocurre ni nos gobierna quien pensamos que sea, facultando que nuestras opiniones son las verídicas y la de los demás palabras huecas vertidas al viento, la efervescencia raya a niveles de verdadera locura.
    Dentro de eso que se ha dado en llamar "progresismo" parece que la urbanidad, la simple educación, no juega parte, y cuanto más progre se sea, más igualado y educacionalmente irracional se ha de ser. Se ha borrado el límite entre la igualdad y el igualitarismo y se nos olvida que el Otro tiene derecho, se mueve por deseos y tiene opiniones que bien puede ser diametralmente opuestas a las nuestras, pero que tiene derecho no sólo a pensarlas si no a manifestarlas. Otra cosa es cuando estas opiniones conlleven el mal ajeno y terminen transformándose en violencia y destrucción, pero este no es el caso extremo del terrorismo, por ejemplo.
    España, en aras de un progresismo que no encuentro por ninguna parte, ha perdido la urbanidad, el buen hacer, las buenas maneras. Esa educación que nos lleva a entender al otro como igual pero Otro, no una extensión de nosotros mismos, si no alguien más, que merece, sólo por serlo, respeto.
    Es aquí donde yo veo el problema, que no hace sino traducirse en el mundo 2.0 porque es lo que ocurre en el día a día.
    Quizá debamos aprender de nuevo que la urbanidad no tiene nada que ver con el progresismo y que las buenas maneras son la expresión más pura de progreso e igualdad.

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  7. Mensaje para "anónimo de 10 de enero". A veces nosotr@s tendemos a ser nuestros peores críticos, no creo que el autor haya querido referirse a ti de esta manera. Yo, lector asiduo de este blog, suelo leer tanto la aportación del protagonista como los mensajes que de esa primera entrada se generan. En ocasiones son muy interesantes.

    De hecho, me distraen y me entretienen a día de hoy. No sé si leerás este mensaje pero te recomendaría que disfrutes de tus aportaciones. Uno no puede controlar a quien caer bien o no pero sí puede estar con la conciencia tranquila del contenido y de las formas con las que escribe.

    En cuanto a esta entrada, creo que es parte de nuestra esencia esa visceralidad, también está la parte buena de esta personalidad con temperamento. Qué hubiese sido de Goya si no hubiese habido esa España que todos conocemos. Qué hubiese sido del duelo a garratazos, de toda esa miseria y tragedia humana que representó?

    Sinceramente, no me veo a Goya pintando paraguas como Renoir aunque sé que fue pintor de cámara. Por algo, la pintura española de Goya inquieta al espectador. Pueden hacerlo otros pintores de otras nacionalidades de la misma manera?

    Saludos a César Cabo, gran entrada.

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