Siento decepcionar a los culés pero no voy a hablar del Barça, este post no va de fútbol, en realidad tampoco va de baloncesto aunque su protagonista sea el madrileño club Estudiantes, y ese señores lectores, sí que es mucho más que un club.
Quiero con estas palabras rendir homenaje a una parte imborrable de mi memoria juvenil que representa un atípico caso dentro del panorama social español.
El club de baloncesto Estudiantes fue fundado en 1948, ligado al colegio Ramiro de Maeztu, con don Antonio Magariños como impulsor del revolucionario concepto de aunar educación y deporte en la España de posguerra, siguiendo la estela de las instituciones estadounidenses.
Con el paso de los años, cuajado el proyecto, y asentado ya el club como un clásico de la primera división del baloncesto nacional, Estudiantes y Ramiro de Maeztu pasaron a ser indisolubles a ojos de los madrileños.
Fui estudiante tanto del Colegio como del Instituto, situados en la Calle Serrano de Madrid, doce años esenciales de mi formación personal, vividos en aquel inmenso y fantástico conglomerado de edificios.
Asociar deporte y educación de aquella manera fue algo pionero, fructífero, emblemático y emotivo, que dotó de personalidad a una institución por la que hemos desfilado miles y miles de madrileños desde hace casi un siglo.
La mítica afición del club, la Demencia ocupa un lugar de honor entre las aficiones españolas, entregada, ocurrente e incombustible como pocas.
A día de hoy el club Estudiantes es la mayor cantera de baloncesto de Europa, un mérito épico poco reconocido, a mi entender, por la sociedad española, particularmente por la madrileña a la que pertenece y representa.
Cuando el fútbol parece adueñarse de la escena deportiva de manera omnipresente, cuando se habla de crisis educativa, más que nunca, es momento de mirar hacia este ejemplar proyecto para valorarlo como referente y modelo en tiempos de zozobra.
Si los distintos gobiernos democráticos hubiesen asociado con mayor entusiasmo educación y deporte en vez de lanzarse a la cabeza las distintas reformas educativas, es probable que otro fuera el panorama docente español a día de hoy.
Este domingo por la tarde el Estudiantes enfrenta, una vez más, el fantasma del descenso de categoría, un peligro sorteado con heroicidad en ocasiones anteriores. Tan solo tres clubes españoles de baloncesto pueden decir con orgullo haber sido siempre miembros de la categoría máxima, Real Madrid, Joventut y Estudiantes.
Mañana, pase lo que pase, no cesará esta epopeya de deporte y deportividad, de esta rara avis, simbiosis de baloncesto y espíritu educativo, que el Estudiantes siempre ha representado.
Mucho más que un club, especialmente para los que aprendimos a caminar en la vida a su vera.
Otra episodio más de una página de la historia de Madrid, una reivindicación de como con pasión y con un proyecto positivo se puede llegar muy lejos.
Tomemos nota todos, esos son los senderos a transitar.
Yo no soy del Estu, soy del Madrid desde los tiempos de Corbalán. Pero me daría mucha pena que bajara el Estu, sería una tragedia histórica. Mi novio es de la demencia y estoy viviendo estos días con muchos nervios.
ResponderEliminarAnimo Estu!!
ánimo Estu!!!!!!
ResponderEliminarMuy bonito César, muy inspirador.
ResponderEliminarPatricia
Pues sí, César.
ResponderEliminarReferente en tiempos de crisis…
Y quién le iba a decir al Athletic de Bilbao (a mi Athletic y al de much@s …) que abrazaría Europa la primavera pasada , aunque sólo fuera con las manos. Pasión argentina y fuerza del norte,de mi Bilbao,borraron años de rabia y decepción contenidas. Cuánta fe ciega en la cantera y cuánto mérito sin apremiar. Y, cómo no , derrota en la Final, pero orgullos@s … hasta de las lágrimas de Llorente, que lo decían todo. Y es que l@s de Bilbao somos así , no lo podemos remediar.
Así que, ni un paso atrás, que en cualquier momento se desencadena el triunfo.
Maider.