Zahorí es una palabra con aires mitológicos, una figura y un concepto que los de mi generación reconocemos vagamente familiar, asociada a documentales antiguos de la 2 tipo "Jara y Sedal"
Los zahoríes, buscadores de agua, y por ende de vida, de riqueza y de sueños, han desparecido de nuestra vida, incluso de nuestro imaginario colectivo.
Para los más jóvenes esta exótica y extraña palabra poco o nada significará, en el mundo digital y visual que nos acecha, poca cabida hay para supuestos magos armados con varillas de madera.
Sin embargo, muchos de nosotros, sin ser conscientes, nos hemos convertido ocasionalmente en zahoríes 2.0, ávidos de acceso a las nuevas tecnologías.
En un reciente viaje al extranjero, un grupo de amigos del cual formaba parte, recorrimos pueblos rurales en busca de una buena señal de wifi que llevarnos al móvil.
Es tan jocosa como llamativa la creciente dependencia que experimentamos de las redes digitales, de la información y de la mensajería instantánea.
Si antaño el agua, cada día más escasa, era un bien procurado, hoy lamentamos con agrio descontento la privación de la conectividad constante e inmediata. Al igual que los hombres colonizamos implacables los continentes, ahora las antenas y los satélites colonizan todos los rincones para el intercambio de información. Van cayendo los muros del silencio y las redes digitales expanden su telaraña.
No obstante, según momento y circunstancias, sobreviene el apagón 2.0 y es aquí cuando, descolocados por la anómala situación, muchos nos transformamos en zahoríes modernos.
"No sin mi wifi" bien podría ser un lema que resumiera el sentir de muchos infoadictos.
El ser humano, adaptativo como ninguno, aunque no siempre sea consciente de este gran talento que atesora, demuestra que bien sea con una vara o móvil en mano, es una criatura en búsqueda perpetua.
La sequía, en cualquiera de sus expresiones, no es algo que acatemos con resignación.
¡Buscad, zahoríes, buscad!
Completamente de acuerdo, como siempre.
ResponderEliminarEste texto como tantos otros dedicados a los placeres de la modernidad me recuerda en muchas ocasiones la gran avidez de tecnología que tenemos muchos y la falta consistente de alimentar el espíritu de la que no nos preocupamos en el día a día (no me refiero a ti César, de hecho estoy haciendo autocrítica). Lo que quiero decir es que Heidegger tenía muchísima razón con su concepto de tecnología y sociedad. Enseguida, ésta se hace autómata y prefiere socializarse de una manera segura en la que un@ conoce los riesgos y no tiene la incertidumbre de si la otra persona querrá interactuar con un@ o si le mirarán rar@ o con cara de ¿qué quiere éste/ésta? ...por iniciar una conversación. A veces, sin embargo, nos podemos sorprender de los senderos insondables que nos puede traer emplear el tiempo "a la antigua usanza", es decir, "pasando el rato" con la persona de al lado.
ResponderEliminarDa algo de pavor pensar el tiempo que pasamos en "non-places" tales como aeropuertos, sitios de paso, estaciones de guaguas y el fomento que se hace para mantener esta vía de socialización más cómoda con gente conocida o que todavía no ha desvirtualizado en la pantalla antes de mirar a la persona que tiene un@ al lado y abrir una conversación que puede ser interesante...o no.
Pienso en la cantidad de tiempo que invertimos a veces con personas que no merecen la pena olvidándonos de emplear el tiempo productivamente con las personas que apreciamos (y que muchas veces las olvidamos porque pensamos que siempre estarán ahí).
Demasiadas tentaciones para mantenernos en nuestras particulares burbujitas aunque muchas personas se escuden en el "intercambio de información" que es una realidad, por supuesto. Pero también está el ingrediente de la socialización "cómoda" en el que escribimos o leemos desde nuestro particular refugio.
No obstante, en cuanto a formas de sociliazarse y compartir información, me sobra tecnología y me faltan personas que me inspiren. No digo "ejemplar" que visto lo visto es difícil, hablo de una persona que motive e inspire. Sobran mecanismos tecnológicos y faltan personas, a través de ellos, que motiven a la sociedad a ser honrados, a tener principios y vivir de acuerdo a una ética.
En fin, al leer tu texto me ha venido a la mente Marcel Duchamp y otras tantas cosas. Supongo que estás cogiendo cosas del día a día de muchos y haciendo tu obra artística particular. La visión de zahorí es muy interesante, muy original.
Saludos y felicitaciones,
Patricia (Canarias)
uy si, en jara y sedal hay muchos zahories, no hay na peor que un analfabeto que se las da de cultureta jajajaja rididculo!!
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