Todos somos partícipes de la etiqueta, no de esa de la que hablan los manuales de buenas maneras sino de las que clasifican o describen. Etiquetamos y nos etiquetan, no lo neguemos, es costumbre atávica y arraigada en las personas, nos encanta clasificar a los demás. No hay nada más molesto que no poder encuadrar a alguien, esa conocida frase de "no sé de que va" denota dicha inquietud y tratamos de volver a la seguridad una vez que encasillamos a nuestros congéneres en algún tipo de categoría.
Pero no voy hablar de ese tipo de etiquetas personales sino de las etiquetas de los productos y del significado de las mismas. Una etiqueta, código de barras aparte, tiende a describir la mercancía de manera somera. No obstante, ¿nos cuentan todo las etiquetas? ¿Es el Adn real de lo que compramos y llevamos a casa con nosotros? Tengo serias dudas al respecto.
Hace unos meses, cuando estalló el conflicto civil en Libia muchos se llevaron las manos a la cabeza por los trapicheos que Europa mantenía con el regimen de Gadaffi, comprando un petróleo y un gas ensangrentados con su nepotismo, por decirlo crudamente. Comenté en aquella ocasión en Twitter el cinismo que todos tenemos al ir de éticos y moralistas por la vida cuando muchas de los artículos que nos rodean cada día tienen una procedencia más que dudosa y no parece que esto nos quite el sueño.
Consumimos mucho, de orígenes diversos y dispersos y la trazabilidad de los productos se diluye en el camino que va desde el productor hasta el consumidor.
¿Se sostendría nuestro de confort, en crisis sí, pero comodidad burguesa, si solo comerciáramos con productos intachables? Este un reto que tenemos delante de nosotros, una piedra angular de un cambio real del mundo que nos rodea y que, como melón incómodo que es, nuestros dirigentes no tienen intención de abrir.
Si se desarrollase un sistema de etiquetado marcando si el producto ha respetado en el proceso que lo ha llevado hasta el estante de la tienda los Derechos Humanos, salarios dignos, etc....¿sería positivo?
¿Comprarías gasolina a sabiendas de que ha muerto gente por condiciones laborales abusivas para obtenerla? ¿O que su extracción ha contaminado y envenenado comunidades en otros países? Tal vez te lo pensarías y arrancarías el coche camino de otra estación de servicio más ética pero más cara. ¿O te podría el ahorro, máxime ahora en tiempos de falta de liquidez,y repostarías?
Son cuestiones complicadas pero creo que el consumo responsable es un capítulo pendiente que los ciudadanos tendremos que instaurar en soledad ya que no parece que empresas ni instituciones políticas vayan en esa línea. Se trata de consumir, cuanto más mejor, nos venden que esa es la única manera de reactivar la economía y generar empleo. Puede que sea así pero ¿a toda costa?
Hay un sentimiento social global en los países más ricos de ayuda y preocupación por los miles de millones de personas que viven en precariedad. Se desea otro mundo posible, se ayuda regularmente a muchas ONGs, se socorre en las campañas contra crisis humanitarias, se protesta enérgicamente cuando se destapan casos escandalosos de abusos, sobre todo en asuntos espinosos como la mano de obra infantil. ¿Es realmente sincero este sentimiento? ¿Estaríamos dispuestos a un "comercio justo global" con las consecuencias que ello podría acarrear para nuestras economías y nuestro modo de vida?
Es un tema complejo ya que las organizaciones internacionales están muy arraigadas y tienen mucho poder, la OMC, los acuerdos GATT, el FMI y sus préstamos entre otros marcan a hierro el camino a seguir para todos pero ¿hay que resignarse o estamos resignados?
Ha habido una tímida tendencia con la aparición de las tiendas de comercio justo, impulsadas por ONGs como Oxfam, pero su repercusión es mínima en cifras absolutas.
Hay ejemplos concretos en ese sentido, como es el caso de las maderas que se venden certificadas con etiqueta de origen en explotaciones controladas y sostenibles. En caso de que esto se hiciera extensible a todos los bienes de consumo, ¿cambiarían nuestros hábitos de consumo? ¿tendría algún impacto geopolítico una medida de ese calado?
¿Compraría alguien un transistor chino si pusiera la etiqueta que el producto no ha respetado los Derechos Humanos?Son muchas incógnitas que no parece vayan a aclararse en un futuro inmediato pero pensar es lo que nos mantiene en marcha.
Y tú, ¿mirarías la etiqueta?